agosto 08, 2014

8 razones por las que la juventud norteamericana no responde: Cómo se ha aplastado la resistencia juvenil en Estados Unidos

Texto de Bruce E. Levine, publicado en 6/7/14
Bruce E. Levine, psicólogo crítico que escribe habitualmente en AlterNet, Counterpunch, Z Magazine y The Huffington Post. Ejerce como profesional desde hace tres décadas y forma parte del consejo asesor de la International Society for Ethical Psychology and Psychiatry (ISEPP). Su obra más reciente es Get Up, Stand Up: Uniting Populists, Energizing the Defeated, and Battling the Corporate Elite (Chelsea Green Publishing, 2011).
Traducción para www.sinpermiso.info: David Torres Pascual 
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=7098
Tradicionalmente, la juventud ha impulsado los movimientos democráticos. En Estados Unidos, uno de los golpes maestros de la élite gobernante ha sido la creación de las instituciones sociales que han subordinado a la juventud estadounidense, quebrando su espíritu de resistencia a la dominación.
La juventud estadounidense parece haber aceptado —incluso en mayor medida que los adultos— la idea de que la corporatocracia puede arruinar sus vidas por completo y que no pueden hacer nada al respecto. Una encuesta de Gallup en 2010, preguntaba a los estadounidenses: "¿Cree usted que el sistema de Seguridad Social será capaz de pagarle algo cuando se jubile?" Entre los encuestados de 18 a 34 años de edad, el 76 por ciento dijo que no. Sin embargo, a pesar de su falta de confianza en la disponibilidad futura de la Seguridad Social, pocos han exigido su fortalecimiento de manera más justa, con impuestos sobre las nóminas de los ricos; en cambio, la mayoría se resigna a que se deduzca más dinero de sus cheques para la Seguridad Social, a pesar de que piensan que no va a durar tanto tiempo como para beneficiarlos.
¿Cómo han subordinado a la juventud estadounidense?
1. La deuda de los préstamos estudiantiles. Las grandes deudas —y el miedo que crean— son mecanismos de apaciguamiento. Cuando fui a la universidad en la década de 1970, no había tasas de matrícula en la City University of New York, era una época en la que las matrículas de gran parte de las universidades públicas de Estados Unidos eran tan asequibles que resultaba sencillo conseguir un BA o un graduado sin acumular deudas por los préstamos estudiantiles. Mientras que esos días han quedado atrás en Estados Unidos, las universidades públicas siguen siendo gratuitas en el mundo árabe y, o bien gratuitas o con tasas muy bajas en muchos países del resto del mundo. Los millones de jóvenes iraníes que corrían el riesgo de recibir un disparo en las protestas por las disputadas elecciones presidenciales de 2009, los millones de jóvenes egipcios que arriesgaron sus vidas a principios de este año para derrocar a Mubarak, y los millones de jóvenes estadounidenses que se manifestaron contra la guerra de Vietnam, todos ellos tenían en común la ausencia de una enorme y apaciguadora deuda sobre sus espaldas provocada por los préstamos estudiantiles.
A día de hoy, en Estados Unidos, dos tercios de los graduados universitarios de cuatro años de duración están endeudados a causa de los préstamos estudiantiles, incluyendo más del 62 por ciento de los graduados de las universidades públicas. Aunque la deuda media de un graduado es de alrededor de 25.000 dólares, cada vez hablo con más graduados cuya deuda se acerca a los 100.000 dólares. Durante ese período de la vida en el que debería ser más fácil resistir a la autoridad, porque aun no se tienen responsabilidades familiares, muchos jóvenes están demasiado preocupados por el precio que supone oponerse a la autoridad, por perder su trabajo y no poder pagar una deuda cada vez mayor. Es un círculo vicioso, la deuda estudiantil contiene el activismo y esa pasividad política hace que sea más probable que los estudiantes acepten dicha deuda como algo natural.
2. Psicopatologizando y medicando el inconformismo. En 1955, el entonces respetado psicoanalista anti-autoritario de izquierdas, Erich Fromm, escribió: "Hoy en día la función de la psiquiatría, la psicología y el psicoanálisis amenaza con convertirse en una herramienta de manipulación del hombre". Fromm murió en 1980, el mismo año en el que unos Estados Unidos cada vez más autoritarios eligieron como presidente a Ronald Reagan, y la Asociación Americana de Psiquiatría, también cada vez más autoritaria, incluyó en su biblia de diagnósticos (en aquellos años el DSM-III) trastornos mentales que afectaban a niños y adolescentes, como el popular "transtorno negativista desafiante" (TND). Los síntomas oficiales de TND incluyen que "con frecuencia desafía activamente o rehúsa acatar las peticiones o reglas de los adultos", "discute con adultos frecuentemente", y "a menudo deliberadamente irrita a los demás".
Gran parte de los activistas estadounidenses más destacados, como Saul Alinsky (1909-1972), el legendario organizador comunitario y autor de Reveille for Radicals y Rules for Radicals, en estos días probablemente serían diagnosticados con el TND y otros trastornos disruptivos. Recordando su infancia, Alinsky decía: "nunca pensé en caminar sobre la hierba hasta que vi un letrero que decía 'Manténgase fuera del césped'. Después de leerlo, solo quería pisar la hierba." Actualmente, los antipsicóticos tranquilizantes más duros (por ejemplo, Zyprexa y Risperdal) son la medicación que más dinero ingresa en Estados Unidos (16 mil millones de dólares en 2010); según el Journal of the American Medical Association en 2010, una razón que explica esto es que muchos niños reciben medicamentos antipsicóticos aunque tengan diagnósticos no psicóticos como TND o algún otro trastorno disruptivo (especialmente los pacientes de pediatría cubiertos por el Medicaid).
3. Las escuelas educan en el conformismo y no en la Democracia. Cuando recogía el premio a Profesor del Año en Nueva York, el 31 de enero de 1990, John Taylor Gatto molestó a muchos asistentes a la ceremonia al afirmar: "La verdad es que en realidad las escuelas no enseñan nada más que a obedecer órdenes. Para mí es un gran misterio debido a las miles de personas solidarias que trabajan en las escuelas como maestros, ayudantes y administradores, pero la lógica abstracta de la institución anula sus contribuciones individuales". La generación anterior discutió ampliamente el problema de la educación obligatoria como vehículo para desarrollar una sociedad autoritaria, pero ahora que el problema se ha agravado, rara vez se discute.
La naturaleza de la mayoría de las clases, independientemente de la asignatura, consiste en socializar a los estudiantes para que sean pasivos y dirigidos, para que sigan órdenes, para que valoren las recompensas y los castigos de aquellos que tienen autoridad, para que finjan que se preocupan por cosas que no les interesan, y para que piensen que son impotentes a la hora de cambiar su situación. Aunque un profesor imparta una clase sobre la democracia, las escuelas son lugares esencialmente antidemocráticos, y por lo tanto, a los estudiantes no se les enseña lo que es la democracia. En su obra The Night Is Dark and I Am Far from Home, Jonathan Kozol analizaba cómo la escuela acaba con las acciones valientes. Kozol explica la manera en que en nuestras escuelas nos inculcan una especie de "inquietud inerte" en la que el "cuidado" —en sí y para uno mismo, sin arriesgarse a las consecuencias— se considera lo "ético". En la escuela nos explican que somos "morales y maduros" si discutimos sobre nuestras preocupaciones educadamente, pero en esencia, —y como exigencia— nos enseñan a comportarnos de manera que no generemos discrepancias.
4. "No Child Left Behind" (Que ningún niño se quede atrás) y "Race to the Top" (Carrera hacia la cima). 
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5. Avergonzar a los jóvenes que se toman en serio su aprendizaje personal —aunque no tanto la educación oficial.
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6. La normalización de la vigilancia. 
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7. La televisión. 
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8. El fundamentalismo religioso y el fundamentalismo consumista. 
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