marzo 11, 2017

Alicia Vega escala la sur del Picu Urriellu con 5 años

Martes, 13 de Septiembre de 2016 http://desnivel.com/escalada-roca/sc/alicia-vega-escala-la-sur-del-picu-uriellu-con-5-anos

Alicia Vega tras escalar la sur del Picu Urriellu con 5 años. 2016

Alicia Vega tras escalar la sur del Picu Urriellu con 5 años. 2016 (© Alfonso Vega)
“Alicia es pequeña, no demasiado para su edad, pero sí algo justa para la meta que se le plantea”. El que escribe es Alfonso Vega, el padre de Alicia, que a principios de mes se embarcó con su familia en un proyecto de grandes dimensiones para un cuerpo tan pequeño como el de su hija. Este es el relato de un emocionado padre y escalador a quien le gustaría que la experiencia que han vivido inspire a otras parejas con niños:
Septiembre, sábado día 3, nos dirigimos en coche hacia Pandébano, donde llegamos al caer el día. Aprovechando el frescor del atardecer iniciamos la aproximación hacia la Vega del Urriellu. El sol da ya poca luz, aunque sí la suficiente para admirar esos atardeceres rojos tan impresionantes que nos brinda la roca de los Picos de Europa.
Es la segunda vez que Alicia (nacida en Tui el 11 de junio del 2011) realiza una marcha de montaña tan larga y, en particular, con tanto desnivel. Semanas antes se hacía con una ruta tan interesante como agotadora, el espolón oeste de Peña Ubiña. Nos surge la duda de cómo va a hacer para gestionar sus fuerzas y llevar a buen puerto la ascensión. En su mochila lleva poca cosa: su equipo de escalada que consiste en un arnés de cintura, el de pecho, sus pies de gato, una placa para rapel y su cantimplora. El casco se lo llevamos nosotros. Puede parecer poco, y lo es, tanto como su peso. Con 15 kilos, llevar 3 encima es una relación bastante más alta que si se tratara de un adulto.
Llegamos ya bien entrada la noche, poco antes de que la gente del refugio se recoja. Son cerca de las once. Es agradable ver cómo las personas, algunas mostrando su perplejidad, aplauden su llegada con palabras de ánimo. Obviamente por aquí los peques son poco frecuentes.

El primer largo se le hace un poco complicado

Alicia llega muy cansada, sin fuerzas. Es lógico, máxime considerando que es poco habitual acostarse más tarde de las diez de la noche, que lleva desde las nueve de la mañana de pie, cinco horas de coche y otras de tres de caminata.
El domingo lo dedicamos a pasear, recuperar fuerzas y hacer amigos. Alicia es una niña sociable y su carácter extrovertido le invita a saludar, intercambiar impresiones e, incluso, presumir de su primera “meta”, que es la de llegar hasta la base del Picu.
El lunes amanece como el resto de los días, despejado y cálido, muy cálido. Son las siete de la mañana y al poco de salir del saco ya le sobra a uno la ropa. Si acaso una chaqueta para no enfriarse demasiado antes de empezar la subida por la Canal de la Celada.
A las nueve empezamos la escalada. Alicia irá acompañada de su madre, en los primeros largos delante de ella. Sin embargo sus manos, todavía pequeñas, le impiden recoger el material que voy colocando. Y es que sacar un empotrador muy apretado es difícil, pero un friend se le antoja imposible. ¡No le dan las manos!
Alicia tiene cinco años, es de cuerpo menudo, complexión atlética y muy ágil. Su pelo es lacio, gallega de pura cepa. Sus ojos claros siempre observan lo que le rodea, sin perder detalle. Alicia es una niña inquieta, habladora, comunicativa. “Una revieja”, le han dicho alguna vez. Sin embargo, Alicia es pequeña, no demasiado para su edad, pero sí algo justa para la meta que se le plantea. Sus ojos le invitan a observarlo todo y parar una y otra vez para preguntar acerca de “esto” y de lo “otro”, sin pausa, en un diálogo constante.
El primer largo se le hace un poco complicado: a la dificultad de V+ hay que sumarle tener que sacar material y el reto de “arrancar” la escalada. Es algo que siempre cuesta un poco cuando no estás familiarizado con la fabulosa caliza del Picu.

“Todos nos cansamos y, a veces, nos resulta difícil seguir”

En el segundo largo Elena, su madre, decide ir por delante de ella. De este modo Alicia evita tener que extraer ella el material y se puede centrar en la escalada. Que ya es bastante. Hay momentos en los que se ve incapaz y se enfada, otros en los que “vuela” sin dar apenas tiempo de recuperar cuerda. Es una niña que juega en un patio donde, como dice ella, “se busca sus propios agarres” y en el que su carácter le invita a ir por sí misma y mostrarse reacia a que le “canten” los pasos.
Al tercer largo de vía, mientras se sienta de cara al vacío, Alicia nos pide bajar (hemos hecho los dos primeros en uno). Le gusta disfrutar de las vistas. El sol, presente en todo momento, la longitud de la vía y la aproximación previa van haciendo mella en Alicia y cada vez se le hace más complicado continuar. Una cordada que baja la anima. Solo ver la cara de asombro y admiración, por igual, le hace sacar fuerzas para seguir. También le ayuda el comentario de un miembro de dicha cordada cuando le dice: “Todos nos cansamos y, a veces, nos resulta difícil seguir”. Es algo normal, lo asume y sigue.
En este momento recogemos las cuerdas para continuar en ensamble. Estamos en el último largo. Es de fácil trepada (III) y en él Alicia va por delante de mí a “unos metros de cuerda” para evitar sustos innecesarios. Ya en los últimos metros, antes de la arista cimera, le pido que deje pasar de primera a su madre. Es su regalo. Elena se conmueve mientras que Alicia no da crédito: - “NO-ME-LO-PUE- DO-CRE-ER”, dice pausando las palabras, sílaba a sílaba.
Su madre, embargada de la emoción, llora al ver cómo su hija es capaz de superar tamaña dificultad y le dice: “perdona, cariño, por hacerte sufrir, pero es que así aprenderás muchas cosas”. Sobran más palabras.
Alicia la abraza, la besa, le da las gracias. Incluso le dice “mamá, estoy orgullosa de ti”. Su madurez es extraordinaria. A pesar del cansancio y la dificultad, Alicia se muestra contenta, emocionada y, como es habitual en ella, empiezan de nuevo las preguntas. “¿Que es esta figurita tan bonita?, ¿porqué está aquí?”...
Pasamos un rato comiendo algo para reponer fuerzas, hidratándonos con el agua que nos queda. Dos litros han sido más bien escasos. Una cordada que aparece de la norte nos da un poco de agua, con lo que podremos bajar algo más cómodos. El calor ha sido exagerado en todo momento.

Alicia ya no es pequeña, la montaña la ha hecho grande

La bajada es sencilla, Alicia canta, habla, pregunta. Se le hace fácil y sensiblemente más llevadero. Primero destrepar, luego rappel. Nada que reseñar salvo un momento en el que uno de los dos mosquetones que la unen a la cuerda está semiabierto y grita “Stop. Esto está mal”. Sí, son cinco años, pero muy bien llevados.
A unos metros de la cara sur hay tres escaladores que, para incredulidad nuestra, nos estaban esperando. Son tres jóvenes aguerridos que se preparan para subir, con la fresquita, la cara este. Conscientes de lo meritorio de escalar el Picu, se alegran al ver como una persona tan joven alcanza la tan deseada cima de los Picos de Europa.
Nos piden una foto, de recuerdo. Quién puede negarse. Es el momento en el que Alicia recoge las mieles del triunfo, la alegría de compartir una cima tan entrañable, la emoción y el esfuerzo, y nos hace partícipes de su ilusión y felicidad.
Ya sólo queda bajar hasta la Vega para brindar por la hazaña. Son las cuatro de la tarde. Ha sido un día largo, intenso y lleno de emociones. Un par de claritas para nosotros y un “zumo de gas de limón” para Alicia son los elementos con los que brindamos por el éxito.
En el “libro de piadas” del refugio queda registrada su ascensión. Es septiembre, día seis. Alicia tiene poco más de cinco años y ha podido ver el mundo desde un lugar reservado para unos pocos, menos aún si son peques. Se lleva a casa la lección aprendida del esfuerzo, la lucha y el tesón. Del compañerismo y la solidaridad. De compartir y enfadarse, de ser humilde y de estar acompañada. Se lleva nuestro deseo de que esta experiencia permanezca siempre en ella sea cual sea la meta que se proponga.
Alicia tiene cinco años, es menuda, pero ya no es pequeña, la montaña la ha hecho grande. 
..............................................
OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: Venga, seamos honestos sobre el periodismo, de Olga Rodríguez
 

YO VOY a ser artista”, le dijo Lita Cabellut a los 13 años a su madre adoptiva.

Sería mejor silenciar una historia en la que la genialidad, por el resquicio que sea, ha encontrado reconocimiento???
No todas las personas válidas adquieren el reconocimiento social, económico, mediático o de cualquier tipo que merecen. Pero eso no desmerece la divulgación de un reportaje como éste, teniendo en cuenta, ante todo, que las circunstancias vitales de la protagonista son excepcionales en cuanto a la historia de su formación académica.
Sobra decir, que el triunfo en esta sociedad en la que vivimos desde hace más de dos siglos es lo que es. Una cosa es el triunfo personal, íntimo y cotidiano, el que se vive hacia uno mismo (el más importante) y otra cosa es el triunfo y reconocimiento social al que es implícito el triunfo económico, normalmente.
Es de agradecer la divulgación. ¿Por qué no? ¿Por qué ver algo negativo de un hecho positivo que la prensa expone y divulga?
Quizás esta mañana de viernes estoy especialmente sensible, pero creo que hay tantas cosas oscuras que deben ver la luz que es positivo que, de vez en cuando, una claridad tenga ventanal en la páginas de los diarios.

Agustín Sánchez Antequera.........1 de diciembre · Madrid ·
De vez en cuando el Sistema nos alimenta con historias así, estilo "Rocky". Y así tenemos toda una generación de poetas, actores, cineastas, pintores y músicos frustrados porque el Sistema no reconoce su talento permitiéndoles vivir de ello. Las historias de oportunidades, de cambios de vida, de golpes de azar, de genialidad revelada de repente son otra manera de crear frustración y, consecuentemente, autómatas con trabajos precarios y depresiones porque el mundo no reconoce su genialidad. Esto forma parte ya de la gran mentira
.......................................................

Afincada en Holanda, la pintora española contemporánea más cotizada del mundo es casi una desconocida en su país. Hasta los 12 años no sabía leer ni escribir. Era pura calle. Su vida cambió cuando sus padres adoptivos la llevaron al Prado. Isabel Ferrer Jueves 01 de diciembre de 2016 http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/lita-cabellut/

MAMÁ, YO VOY a ser artista”, le dijo Lita Cabellut a los 13 años a su madre adoptiva. Fue frente a Las tres gracias, el famoso cuadro de Rubens colgado en el Museo del Prado. No dijo que quisiera serlo. Lo dio por hecho. Con el tiempo, se dio cuenta “de que, sin oficio, el artista es un búho ciego”. “De que la repetición no es un tabú y el lápiz es implacable y hay que respetarlo, porque esas son las herramientas indispensables”. Comprendió “que la pasión sin control acaba siendo un desperdicio de talento”. Empezó en serio a los 19 años en la Rietveld Academie de Ámsterdam, donde llegó becada, pero la primera lección, la que nunca se olvida, se la dio un anciano pintor de El Masnou, en Barcelona. Un hombre que no le dejaba borrar y le obligaba a pensarlo bien antes de dibujar el primer trazo.
“Si supiera lo mucho que aprendí de él”, asegura ella ahora, a los 55 años, después de haber entrado en la lista de los artistas contemporáneos más cotizados del mundo según Artprice, la principal base de datos del mercado de las subastas. Entre 2014 y 2015, su nombre apareció en el puesto número 333 de un total de 500. Por delante de ella solo había dos españoles, dos pesos pesados: Juan Muñoz y Miquel Barceló. Dice que para su viejo pintor de pueblo “debió de ser una tortura enseñarme, porque era una niña difícil de controlar que no quería perder un minuto”.

2097Visionario7
Cabellut durante el proceso de pintar un lienzo. / MARC DRIESSEN
Una niña gitana nacida en Sariñena (Huesca) y criada por su abuela en Barcelona, donde vagó hasta ser adoptada a los 13 años por una familia pudiente. “Es una biografía tremenda, pero me da pena que se explote el lado sensacionalista de la madre que me abandona. Soy mucho más que una huérfana. Soy la madre de David, Arjan, Luciano y Marta. Una luchadora en un medio masculino. Una poeta original. Una artista. Aunque mi pasado de niña de la calle haya sido muy útil para entender la vida”, asevera rodeada de belleza en su casa-estudio de La Haya.
Los mundos que se inventaba cuando dejaba el domicilio de la abuela diciéndole “es que aquí hay mucha agua” eran su forma de ­escapar de la realidad. Aquel gesto infantil parece hoy casi poesía del absurdo, pero su trayectoria le ha ­permitido acercarse “a lo más cruel y a lo más suave sin miedo y sin juzgar a nadie”. Eso y la suerte de que “unos desconocidos tuvieran la ética de creer en mí y ayudarme”. Se refiere a sus padres adoptivos, que la llevaron al Museo del Prado. “Cuando tienes que sobrevivir no puedes crecer, y sin mi madre adoptiva no me hubiera desarrollado”. ¿Qué le contestó al oír que ya se veía artista? “Que si ­estudiaba, porque no sabía leer ni escribir con 12 años, me pondría un profesor de pintura”.

2097Visionario1
En el salón de su casa-estudio en La Haya. Marc Driessen
Se levanta y cruza un patio sobre el que llueve con monotonía machadiana y entra en el estudio. Un lugar amplio y luminoso, con el suelo cubierto de frenéticas salpicaduras que recuerdan el esfuerzo físico con el que aborda sus lienzos: rostros surgidos de juegos de palabras como “espejos ciegos” (de la religión y la tolerancia), “tulipán negro” (la historia de Holanda) o bien “trilogía de la duda” (formada por la víctima, el poder y la ignorancia). No es solo un ejercicio de estilo verbal. Sobre todo, el último. “Europa no sabe adónde va”, apunta, para añadir lo siguiente: “El viento de la política y el fuego de la ignorancia son dos elementos tan peligrosos que, si se juntan, puede haber un incendio histórico”.
Poseída casi por esas ideas, escribe con su equipo unos ensayos que le ayudan a componer en su cabeza los cuadros. A continuación, llama a sus modelos. “Tengo un grupo de personas que vienen a mi taller; los visto, los coloco de forma adecuada y los fotografío. Cada serie, como la dedicada a la diseñadora Coco Chanel o a la pintora Frida Kahlo, incluye lienzos de gran formato. Por eso tengo dos ayudantes, un joven colombiano y otro polaco, que preparan colores, pinceles y paletas, y mueven mi caballete gigante”.
Cabellut ha trabajado durante años con expertos químicos para conseguir en sus lienzos el aspecto craquelado de las pinturas antiguas. Es una variación del fresco que parece dotar a las caras de piel. “En las 12 capas de distintos componentes que uso para lograr mis efectos pictóricos, a veces me apoyo en la proyección y la serigrafía, en técnicas modernas con materiales de diferentes disciplinas. Desde el óleo clásico con aerosoles –nunca acrílicos– y los pigmentos de toda la vida hasta la tira usada en el street art. En fin, soy una rockera de la figuración de hoy, con admiración absoluta por los maestros del retrato”, asegura. Es su homenaje a Velázquez, Goya y Ribera. Y a Rembrandt, el holandés que la atrajo “en busca de un prisma especial de luz”.
Aún persigue esa luz y lamenta ser poco conocida en su tierra a pesar de haber expuesto en Nueva York, Dubái, Londres, París, Venecia, Singapur o Hong Kong. En agosto de 2017 presentará en Pesaro (Italia) la ópera de Rossini El asedio de Corinto con La Fura dels Baus. En octubre, sendas muestras, en Barcelona y en A Coruña, pueden contribuir, dice, a que España le dé “por fin el beso que desearía”.
.............................................

OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
“Aun hoy la sociedad culpabiliza a las mujeres por haber sido violadas”



marzo 10, 2017

Poema: Paisaje de elegía, de María Elena Walsh

COPIADO de la pág. de fb. de Rafa León  el 11/2/2017· Autora:  María Elena Walsh

Paisaje de elegía

No escuches mi dolor, tú que me heriste.
No te reclama ya ningún acento.
Sólo en mi corazón la sangre es triste.
(¡Oh lentas calles del otoño lento!)

No te requiero un sólo mandamiento.
-Tú que me niegas, tú que no me diste-.
No sientas esta muerte que yo siento.
(¡Oh tristes voces del otoño triste!)
Que sólo a mis entrañas se refiera
este clamor, este importante frío.
Quiero que no te alcance este lamento.
Pero si alguna vez te desespera
un gran silencio, es el silencio mío.
(¡Oh lentas sombras del otoño lento!)
.............................................

OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Un clamor feminista inunda las calles


Las cinco dificultades para decir la verdad, de Berthold Brecht

El 10 de febrero de 1898 nacía Bertolt Brecht. Le recordamos con "Las cinco dificultades para decir la verdad"
........................................................

COPIADO de la pág. http://www.lainsignia.org/2004/enero/cul_062.htm Que lo publicó en 22 enero 2004

 La insignia
Bertolt Brecht
Berlín (Alemania), 1934.
Presentación: Jesús Gómez Gutiérrez



El presente texto apareció en noviembre de 1963 en el Boletín del Seminario de Derecho Político de la Universidad de Salamanca (España), publicación dirigida en aquella época por el profesor Enrique Tierno Galván, de cuyo fallecimiento se cumplieron dieciocho años el pasado 19 de enero. Ensayista y político, Tierno Galván fue fundador del Partido Socialista Popular (PSP), organización que se integró en 1978 en el PSOE. Elegido alcalde de Madrid al frente de una coalición del Partido Socialista y el Partido Comunista de España (PCE) en abril de 1979, renovó su cargo en 1983 y se mantuvo al frente del consistorio madrileño hasta su muerte. «¿De qué sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qué?», se pregunta Bertolt Brecht en el texto que hoy les presentamos. Sirva entonces como homenaje de La Insignia a un hombre que buscó respuestas. Y que a veces, las encontró.

El que quiera luchar hoy contra la mentira y la ignorancia y escribir la verdad tendrá que vencer por lo menos cinco dificultades. Tendrá que tener el valor de escribir la verdad aunque se la desfigure por doquier; la inteligencia necesaria para descubrirla; el arte de hacerla manejable como un arma; el discernimiento indispensable para difundirla.
Tales dificultades son enormes para los que escriben bajo el fascismo, pero también para los exiliados y los expulsados, y para los que viven en las democracias burguesas.

I. El valor de escribir la verdad
Para mucha gente es evidente que el escritor debe escribir la verdad; es decir, no debe rechazarla ni ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos; no debe engañar a los débiles. Pero es difícil resistir a los poderosos y muy provechoso engañar a los débiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario. Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello se necesita mucho valor.
Cuando impera la represión más feroz gusta hablar de cosas grandes y nobles. Es entonces cuando se necesita valor para hablar de las cosas pequeñas y vulgares, como la alimentación y la vivienda de los obreros. Por doquier aparece la consigna: «No hay pasión más noble que el amor al sacrificio».
En lugar de entonar ditirambos sobre el campesino hay que hablar de máquinas y de abonos que facilitarían el trabajo que se ensalza. Cuando se clama por todas las antenas que el hombre inculto e ignorante es mejor que el hombre cultivado e instruido, hay que tener valor para plantearse el interrogante: ¿Mejor para quién? Cuando se habla de razas perfectas y razas imperfectas, el valor está en decir: ¿Es que el hambre, la ignorancia y la guerra no crean taras?
También se necesita valor para decir la verdad sobre sí mismo cuando se es un vencido. Muchos perseguidos pierden la facultad de reconocer sus errores, la persecución les parece la injusticia suprema; los verdugos persiguen, luego son malos; las víctimas se consideran perseguidas por su bondad. En realidad esa bondad ha sido vencida. Por consiguiente, era una bondad débil e impropia, una bondad incierta, pues no es justo pensar que la bondad implica la debilidad, como la lluvia la humedad. Decir que los buenos fueron vencidos no porque eran buenos sino porque eran débiles requiere cierto valor.
Escribir la verdad es luchar contra la mentira, pero la verdad no debe ser algo general, elevado y ambiguo, pues son estas las brechas por donde se desliza la mentira. El mentiroso se reconoce por su afición a las generalidades, como el hombre verídico por su vocación a las cosas prácticas, reales, tangibles. No se necesita un gran valor para deplorar en general la maldad del mundo y el triunfo de la brutalidad, ni para anunciar con estruendo el triunfo del espíritu en países donde éste es todavía concebible. Muchos se creen apuntados por cañones cuando solamente gemelos de teatro se orientan hacia ellos. Formulan reclamaciones generales en un mundo de amigos inofensivos y reclaman una justicia general por la que no han combatido nunca. También reclaman una libertad general: la de seguir percibiendo su parte habitual del botín. En síntesis sólo admiten una verdad: la que les suena bien.
Pero si la verdad se presenta bajo una forma seca, en cifras y en hechos, y exige ser confirmada, ya no sabrán qué hacer. Tal verdad no les exalta. Del hombre veraz sólo tienen la apariencia. Su gran desgracia es que no conocen la verdad.

II. La inteligencia necesaria para descubrir la verdad
Tampoco es fácil descubrir la verdad. Por lo menos la que es fecunda. Así, según opinión general, los grandes Estados caen uno tras otro en la barbarie extrema. Y una guerra intestina que se desarrolla implacablemente puede degenerar en cualquier momento en un conflicto generalizado que convertiría nuestro continente en un montón de ruinas. Evidentemente, se trata de verdades. No se puede negar que llueve hacia abajo: numerosos poetas escriben verdades de este género. Son como el pintor que cubría de frescos las paredes de un barco que se estaba hundiendo. El haber resuelto nuestra primera dificultad les procura una cierta dificultad de conciencia. Es cierto que no se dejan engañar por los poderosos, pero ¿escuchan los gritos de los torturados? No; pintan imágenes. Esta actitud absurda les sume en un profundo desconcierto, del que no dejan de sacar provecho; en su lugar otros buscarían las causas. No creáis que sea cosa fácil distinguir sus verdades de las vulgaridades referentes a la lluvia; al principio parecen importantes, pues la operación artística consiste precisamente en dar importancia a algo. Pero mirad la cosa de cerca: os daréis cuenta que no dejan de decir: no se puede impedir que llueva hacia abajo.
También están los que por falta de conocimientos no llegan a la verdad. Y, sin embargo, distinguen las tareas urgentes y no temen a los poderosos ni a la miseria. Pero viven de antiguas supersticiones, de axiomas célebres a veces muy bellos. Para ellos el mundo es demasiado complicado: se contentan con conocer los hechos e ignorar las relaciones que existen entre ellos.
Me permito decir a todos los escritores de esta época confusa y rica en transformaciones que hay que conocer el materialismo dialéctico, la economía y la historia. Tales conocimientos se adquieren en los libros y en la práctica si no falta la necesaria aplicación. Es muy sencillo descubrir fragmentos de verdad, e incluso verdades enteras. El que busca necesita un método, pero se puede encontrar sin método, e incluso sin objeto que buscar. Sin embargo, ciertos procedimientos pueden dificultar la explicación de la verdad: los que la lean serán incapaces de transformar esa verdad en acción. Los escritores que se contentan con acumular pequeños hechos no sirven para hacer manejables las cosas de este mundo. Pues bien, la verdad no tiene otra ambición. Por consiguiente esos escritores no están a la altura de su misión.

III. El arte de hacer la verdad manejable como arma
La verdad debe decirse pensando en sus consecuencias sobre la conducta de los que la reciben.
Hay verdades sin consecuencias prácticas. Por ejemplo, esa opinión tan extendida sobre la barbarie: el fascismo sería debido a una oleada de barbarie que se ha abatido sobre varios países, como una plaga natural. Así, al lado y por encima del capitalismo y del socialismo habría nacido una tercera fuerza: el fascismo. Para mi, el fascismo es una fase histérica del capitalismo, y, por consiguiente, algo muy nuevo y muy viejo. En un país fascista el capitalismo existe solamente como fascismo. Combatirlo es combatir el capitalismo, y bajo su forma más cruda, más insolente, más opresiva, más engañosa.
Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.
Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.
Los demócratas burgueses condenan con énfasis los métodos bárbaros de sus vecinos, y sus acusaciones impresionan tanto a sus auditorios que éstos olvidan que tales métodos se practican también en sus propios países.
Ciertos países logran todavía conservar sus formas de propiedad gracias a medios menos violentos que otros. Sin embargo, los monopolios capitalistas originan por doquier condiciones bárbaras en las fábricas, en las minas y en los campos. Pero mientras que las democracias burguesas garantizan a los capitalistas, sin recurso a la violencia, la posesión de los medios de producción, la barbarie se reconoce en que los monopolios sólo pueden ser defendidos por la violencia declarada.
Ciertos países no tienen necesidad, para mantener sus monopolios bárbaros, de destruir la legalidad instituida, ni su confort cultural (filosofía, arte, literatura); de ahí que acepten perfectamente oir a los exiliados alemanes estigmatizar su propio régimen por haber destruido esas comodidades. A sus ojos es un argumento suplementario en favor de la guerra.
¿Puede decirse que respetan la verdad los que gritan: «Guerra sin cuartel a Alemania, que es hoy la verdadera patria del «mal», la oficina del infierno, el trono del anticristo»? No. Los que así gritan son tontos, impotentes gentes peligrosas. Sus discursos tienden a la destrucción de un país, de un país entero con todos sus habitantes, pues los gases asfixiantes no perdonan a los inocentes.
Los que ignoran la verdad se expresan de un modo superficial, general e impreciso. Peroran sobre el «alemán», estigmatizan el «mal», y sus auditorios se interrogan: ¿Debemos dejar de ser alemanes? ¿Bastará con que seamos buenos para que el infierno desaparezca? Cuando manejan sus tópicos sobre la barbarie salida de la barbarie resultan impotentes para suscitar la acción. En realidad no se dirigen a nadie. Para terminar con la barbarie se contentan con predicar la mejora de las costumbres mediante el desarrollo de la cultura. Eso equivale a limitarse a aislar algunos eslabones en la cadena de las causas y a considerar como potencias irremediables ciertas fuerzas determinantes, mientras que se dejan en la oscuridad las fuerzas que preparan las catástrofes. Un poco de luz y los verdaderos responsables de las catástrofes aparecen claramente: los hombres. Vivimos una época en que el destino del hombre es el hombre.
El fascismo no es una plaga que tendría su origen en la «naturaleza» del hombre. Por lo demás, es un modo de presentar las catástrofes naturales que restituyen al hombre su dignidad porque se dirigen a su fuerza combativa.
El que quiera describir el fascismo y la guerra grandes desgracias, pero no calamidades «naturales» debe hablar un lenguaje práctico: mostrar que esas desgracias son un efecto de la lucha de clases; poseedores de medios de producción contra masas obreras. Para presentar verídicamente un estado de cosas nefasto, mostrad que tiene causas remediables. Cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, es posible combatirla.

IV. Cómo saber a quién confiar la verdad
Un hábito secular, propio del comercio de la cosa escrita, hace que el escritor no se ocupe de la difusión de sus obras. Se figura que su editor, u otro intermediario, las distribuye a todo el mundo. Y se dice: yo hablo, y los que quieren entenderme, me entienden. En la realidad, el escritor habla, y los que pueden pagar, le entienden. Sus palabras jamás llegan a todos, y los que las escuchan no quieren entenderlo todo.
Sobre esto se ha dicho ya muchas cosas, pero no las suficientes. Transformar la «acción de escribir a alguien» en «acto de escribir» es algo que me parece grave y nocivo. La verdad no puede ser simplemente escrita; hay que escribirla a alguien. A alguien que sepa utilizarla. Los escritores y los lectores descubren la verdad juntos.
Para ser revelado, el bien sólo necesita ser bien escuchado, pero la verdad debe ser dicha con astucia y comprendida del mismo modo. Para nosotros, escritores, es importante saber a quién la decimos y quién nos la dice; a los que viven en condiciones intolerables debemos decirles la verdad sobre esas condiciones, y esa verdad debe venirnos de ellos. No nos dirijamos solamente a las gentes de un solo sector: hay otros que evolucionan y se hacen susceptibles de entendernos. Hasta los verdugos son accesibles, con tal que comiencen a temer por sus vidas. Los campesinos de Baviera, que se oponían a todo cambio de régimen, se hicieron permeables a las ideas revolucionarias cuando vieron que sus hijos, al volver de una larga guerra, quedaban reducidos al paro forzoso.
La verdad tiene un tono. Nuestro deber es encontrarlo. Ordinariamente se adopta un tono suave y dolorido: «yo soy incapaz de hacer daño a una mosca». Esto tiene la virtud de hundir en la miseria a quien lo escucha. No trataremos como enemigos a quienes emplean este tono, pero no podrán ser nuestros compañeros de lucha. La verdad es de naturaleza guerrera, y no sólo es enemiga de la mentira, sino de los embusteros.

V. Proceder con astucia para difundir la verdad
Orgullosos de su valor para escribir la verdad, contentos de haberla descubierto, cansados sin duda de los esfuerzos que supone el hacerla operante, algunos esperan impacientes que sus lectores la disciernan. De ahí que les parezca vano proceder con astucia para difundir la verdad.
Confucio alteró el texto de un viejo almanaque popular cambiando algunas palabras: en lugar de escribir «el maestro Kun hizo matar al filósofo Wan», escribió: «el maestro Kun hizo asesinar al filósofo Wan». En el pasaje donde se hablaba de la muerte del tirano Sundso, «muerto en un atentado», reemplazó la palabra «muerto» por «ejecutado», abriendo la vía a una nueva concepción de la historia.
El que en la actualidad reemplaza «pueblo» por «población», y «tierra» por «propiedad rural», se niega ya a acreditar algunas mentiras, privando a algunas palabras de su magia. La palabra «pueblo» implica una unidad fundada en intereses comunes; sólo habría que emplearla en plural, puesto que únicamente existen «intereses comunes» entre varios pueblos. La «población» de una misma región tiene intereses diversos e incluso antagónicos. Esta verdad no debe ser olvidada. Del mismo modo, el que dice «la tierra», personificando sus encantos, extasiándose ante su perfume y su colorido, favorece las mentiras de la clase dominante. Al fin y al cabo, ¡qué importa la fecundidad de la tierra, el amor del hombre por ella y su infatigable ardor al trabajarla!: lo que importa es el precio del trigo y el precio del trabajo. El que saca provecho de la tierra no es nunca el que recoge el trigo, y «el gesto augusto del sembrador» no se cotiza en Bolsa. El término justo es «propiedad rural».
Cuando reina la opresión, no hablemos de «disciplina», sino de «sumisión» pues la disciplina excluye la existencia de una clase dominante. Del mismo modo, el vocablo «dignidad» vale más que la palabra «honor», pues tiene más en cuenta al hombre. Todos sabemos qué clase de gente se precipita para tener la ventaja de defender el «honor» de un pueblo, y con qué liberalidad los ricos distribuyen el «honor» a los que trabajan para enriquecerlos.
La astucia de Confucio es utilizable también en nuestros días. También la de Tomás Moro. Este último describió un país utópico idéntico a la Inglaterra de aquella época, pero en el que las injusticias se presentaban como costumbres admitidas por todo el mundo.
Cuando Lenin, perseguido por la policía del Zar, quiso dar una idea de la explotación de Sajalín por la burguesía rusa, sustituyó Rusia por el Japón y Sajalín por Corea. La identidad de las dos burguesías era evidente, pero como Rusia estaba en guerra con el Japón la censura dejó pasar el trabajo de Lenin.
Hay una infinidad de astucias posibles para engañar a un Estado receloso. Voltaire luchó contra las supersticiones religiosas de su tiempo escribiendo la historia galante de «La Doncella de Orleans»: describiendo en un bello estilo aventuras galantes sacadas de la vida de los grandes. Voltaire llevó a éstos a abandonar la religión (que hasta entonces tenían por caución de su vida disoluta). De repente se hicieron los propagadores celosos de las obras de Voltaire y ridiculizaron a la policía que defendía sus privilegios. La actitud de los grandes permitió la difusión ilícita de las ideas del escritor entre el público burgués, hacia el que precisamente apuntaba Voltaire.
Decía Lucrecio que contaba con la belleza de sus versos para la propagación de su ateísmo epicúreo. Las virtudes literarias de una obra pueden favorecer su difusión clandestina. Pero hay que reconocer que a veces suscitan múltiples sospechas. De ahí la necesidad de descuidarlas deliberadamente en ciertas ocasiones. Tal sería el caso, por ejemplo, si se introdujera en una novela policíaca -género literario desacreditado- la descripción de condiciones sociales intolerables. A mi modo de ver, esto justificaría completamente la novela policíaca.
En la obra de Shakespeare se puede encontrar un modelo de verdad propagada por la astucia: el discurso de Antonio ante el cadáver de César. Afirmando constantemente la respetabilidad de Bruto, cuenta su crimen, y la pintura que hace de él es mucho más aleccionadora que la del criminal. Dejándose dominar por los hechos, Antonio saca de ellos su fuerza de convicción mucho más que de su propio juicio.
Jonathan Swift propuso en un panfleto que los niños de los pobres fueran puestos a la venta en las carnicerías para que reinara la abundancia en el país. Después de efectuar cálculos minuciosos, el célebre escritor probó que se podrían realizar economías importantes llevando la lógica hasta el fin. Swift jugaba al monstruo. Defendía con pasión absolutista algo que odiaba. Era una manera de denunciar la ignominia. Cualquiera podía encontrar una solución más sensata que la suya, o al menos más humana; sobre todo, aquellos que no habían comprendido a dónde conducía este tipo de razonamiento.
Militar a favor del pensamiento, sea cual fuere la forma que éste adopte, sirve la causa de los oprimidos. En efecto, los gobernantes al servicio de los explotadores consideran el pensamiento como algo despreciable. Para ellos lo que es útil para los pobres es pobre. La obsesión que estos últimos tienen por comer, por satisfacer su hambre, es baja. Es bajo menospreciar los honores militares cuando se goza de este favor inestimable: batirse por un país cuando se muere de hambre. Es bajo dudar de un jefe que os conduce a la desgracia. El horror al trabajo que no alimenta al que lo efectúa es asimismo una cosa baja, y baja también la protesta contra la locura que se impone y la indiferencia por una familia que no aporta nada. Se suele tratar a los hambrientos como gentes voraces y sin ideal, de cobardes a los que no tienen confianza en sus opresores, de derrotistas a los que no creen en la fuerza, de vagos a los que pretenden ser pagados por trabajar, etc. Bajo semejante régimen, pensar es una actividad sospechosa y desacreditada. ¿Dónde ir para aprender a pensar? A todos los lugares donde impera la represión.
Sin embargo, el pensamiento triunfa todavía en ciertos dominios en que resulta indispensable para la dictadura. En el arte de la guerra, por ejemplo, y en la utilización de las técnicas. Resulta indispensable pensar para remediar, mediante la invención de tejidos «ersatz», la penuria de lana. Para explicar la mala calidad de los productos alimenticios o la militarización de la juventud no es posible renunciar al pensamiento. Pero recurriendo a la astucia se puede evitar el elogio de la guerra, al que nos incitan los nuevos maestros del pensamiento. Así, la cuestión ¿cómo orientar la guerra? lleva a la pregunta: ¿vale la pena hacer la guerra? Lo que equivale a preguntar: ¿cómo evitar la guerra inútil? Evidentemente, no es fácil plantear esta cuestión en público hoy. Pero ¿quiere decir esto que haya que renunciar a dar eficacia a la verdad? Evidentemente no.
Si en nuestra época es posible que un sistema de opresión permita a una minoría explotar a la mayoría, la razón reside en una cierta complicidad de la población, complicidad que se extiende a todos los dominios. Una complicidad análoga, pero orientada en sentido contrario, puede arruinar el sistema. Por ejemplo, los descubrimientos biológicos de Darwin eran susceptibles de poner en peligro todo el sistema, pero solamente la Iglesia se inquietó. La policía no veía en ello nada nocivo. Los últimos descubrimientos físicos implican consecuencias de orden filosófico que podrían poner en tela de juicio los dogmas irracionales que utiliza la opresión. Las investigaciones de Hegel en el dominio de la lógica facilitaron a los clásicos de la revolución proletaria, Marx y Lenin, métodos de un valor inestimable. Las ciencias son solidarias entre sí, pero su desarrollo es desigual según los dominios; el Estado es incapaz de controlarlos todos. Así, los pioneros de la verdad pueden encontrar terrenos de investigación relativamente poco vigilados. Lo importante es enseñar el buen método, que exige que se interrogue a toda cosa a propósito de sus caracteres transitorios y variables. Los dirigentes odian las transformaciones: desearían que todo permaneciese inmóvil, a ser posible durante un milenio: que la Luna se detuviese y el Sol interrumpiese su carrera. Entonces nadie tendría hambre ni reclamaría alimentos. Nadie respondería cuando ellos abriesen fuego; su salva sería necesariamente la última.
Subrayar el carácter transitorio de las cosas equivale a ayudar a los oprimidos. No olvidemos jamás recordar al vencedor que toda situación contiene una contradicción susceptible de tomar vastas proporciones. Semejante método -la dialéctica, ciencia del movimiento de las cosas- puede ser aplicado al examen de materias como la biología y la química, que escapan al control de los poderosos, pero nada impide que se aplique al estudio de la familia; no se corre el riesgo de suscitar la atención. Cada cosa depende de una infinidad de otras que cambian sin cesar; esta verdad es peligrosa para las dictaduras.
Pues bien, hay mil maneras de utilizarla en las mismas narices de la policía. Los gobernantes que conducen a los hombres a la miseria quieren evitar a todo precio que, en la miseria, se piense en el Gobierno. De ahí que hablen de destino. Es al destino, y no al Gobierno, al que atribuyen la responsabilidad de las deficiencias del régimen. Y si alguien pretende llegar a las causas de estas insuficiencias, se le detiene antes de que llegue al Gobierno.
Pero en general es posible reclinar los lugares comunes sobre el destino y demostrar que el hombre se forja su propio destino. Ahí tenéis el ejemplo de esa granja islandesa sobre la que pesaba una maldición. La mujer se había arrojado al agua, el hombre se había ahorcado. Un día, el hijo se casó con una joven que aportaba como dote algunas hectáreas de tierra. De golpe, se acabó la maldición. En la aldea se interpretó el acontecimiento de diversos modos. Unos lo atribuyeron al natural alegre de la joven; otros a la dote, que permitía, al fin, a los propietarios de la granja comenzar sobre nuevas bases. Incluso un poeta que describe un paisaje puede servir a la causa de los oprimidos si incluye en la descripción algún detalle relacionado con el trabajo de los hombres. En resumen: importa emplear la astucia para difundir la verdad.

Conclusión
La gran verdad de nuestra época -conocerla no es todo, pero ignorarla equivale a impedir el descubrimiento de cualquier otra verdad importante- es ésta: nuestro continente se hunde en la barbarie porque la propiedad privada de los medios de producción se mantiene por la violencia. ¿De qué sirve escribir valientemente que nos hundimos en la barbarie si no se dice claramente por qué? Los que torturan lo hacen por conservar la propiedad privada de los medios de producción.
Ciertamente, esta afirmación nos hará perder muchos amigos: todos los que, estigmatizando la tortura, creen que no es indispensable para el mantenimiento de las formas actuales de propiedad.
Digamos la verdad sobre las condiciones bárbaras que reinan en nuestro país; así será posible suprimirlas, es decir, cambiar las actuales relaciones de producción. Digámoslo a los que sufren del statu quo y que, por consiguiente, tienen más interés en que se modifique: a los trabajadores, a los aliados posibles de la clase obrera, a los que colaboran en este estado de cosas sin poseer los medios de producción.

.............................................

OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Maestros rurales: el milagro de la escuela mínima



marzo 09, 2017

Venden a precio de saldo un sistema sanitario a sabiendas de que eso se traduce en muertes... todos monstruos, todos asesinos, de Pelayo Martín

 COPIADO de la pág. de fb de Pelayo Martín   el 8/3/2017
Este que escribe hoy no habla de oídas... pero ojalá lo hiciera.
Este que escribe ha pasado su vida en una ciudad que durante largos años fue literalmente bombardeada por cierta manada de rabiosos criminales sin entrañas, monstruos preñados de basura nacionalista que decían combatir a los opresores de su patria (como si las alimañas tuvieran pueblo y no guarida), alimañas salvajes que no encontrando mejor excusa para matar a manos llenas, decidieron asesinar indiscriminadamente a sus "objetivos" junto todo aquél que estuviera cerca... y a eso lo llamaron "lucha por la libertad el pueblo vasco".
Este que escribe no es precisamente un hombre de mundo, apenas ha salido de su barrio... no ha estado en ningún frente de guerra, ni en ningún campo de concentración, ni Líbano, ni en Beirut, ni en Angola, ni en ninguno de esos ensangrentados lugares de los que siempre han hablado los telediarios.
Pero a pesar de ello, este que escribe ha visto correr ríos de muerte, ha visto cuerpos despedazados en la Calle del Correo, en la Plaza de Ramales, en la Calle Preciados... ha visto el cadáver de un hombre inocente colgando de un balcón tras una explosión, ha visto el cuerpo decapitado de un albañil aplastado contra una pared frente a cierta cafetería de la Puerta del Sol.
Este que escribe hizo la mili en cierto cuartel de la Plaza de Cibeles y ha estado frente al cuerpo acribillado de un chiquillo cuya única culpa era conducir el coche de un general... ha visto el terror en las caras de sus compañeros cuando al día siguiente se subían a un coche del que no sabían si bajarían con vida, les ha oído contar que en muchas ocasiones se orinaban encima en pleno servicio con solo pasar por un cambio de rasante... este que escribe ha visto a padres suplicando que les dejaran substituir a sus hijos en aquellos servicios de conductor.
Este que escribe ha tenido incluso la oportunidad de visitar lo que fue la Dirección General de Seguridad y descubrir lo que es recibir una estupenda paliza tras sus viejas paredes.
Este que escribe escucha ahora las palabras de Teófila Martinez, sociópata y ex alcaldesa de Cádiz, y vuelve a sentir ese sabor a sangre en la boca, el mismo que antaño al ver los cadáveres despedazados, al ver el cuerpo de un hombre colgando de un balcón, tras explotar la penúltima bomba... al saber que unos torturadores como "Billy el niño" o "El muñecas" o Emilio Hellín Moro continúan con sus plácidas vidas sin que nadie lo impida... al imaginarlos coincidiendo en la cola de la panadería con la sanguinaria etarra Inés del Río o con cualquier otro monstruo parecido...
Algo hemos debido de hacer para que los monstruos caminen entre nosotros... tal vez consentimos demasiadas veces que los intereses partidistas se antepusieran a la construcción de una ley más justa que nos protegiera del horror, tal vez aplaudimos demasiadas veces cuando el PPOE negociaba con el PNV sobre lo innegociable, tal vez no nos importó que nuestros legisladores estuvieran más ocupados en llenarse los bolsillos y perpetuarse que en construir un sistema legal que evite lo que hoy ya es inevitable, que las bestias campen a sus anchas.
Porque monstruos son todos los asesinos, aquellos que hace setenta (80) años enterraron a sus víctimas en una cuneta o en un descampado y hoy se niegan a levantar la tierra, aquellos que durante las cuatro últimas décadas no dudaron en ejecutar masacre tras masacre con el fervor de un patriótico enajenado mental, aquellos que hoy cierran un ambulatorio o un quirófano, aquellos que destrozan la Ley de Dependencia, o simplemente venden a precio de saldo un sistema sanitario a sabiendas de que eso se traduce en muertes... todos monstruos, todos asesinos, y todos como siempre, caminando entre nosotros.

Teófila Martínez ha equiparado las protestas y las reivindicaciones en la calle con los actos… Publicado el 21 oct. 2013  https://www.youtube.com/watch?v=d-lLKudwSA4&feature=share
..................................................

Jesús Cintora se siente asombrado(a). 3 de marzo

"No conozco a ningún diputado que haya utilizado el escaño para enriquecerse en todos los años de la democracia". Teófila Martínez (PP) versus Ana García (Sindicato de Estudiantes) https://www.youtube.com/watch?v=iza5_XTXXD8
.............................................

OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: 
Ahora que soy fea, gorda, malfollada, feminazi y amargada



El Parque Nacional de Guadarrama, un espacio protegido que tira del reclamo económico

El parque de montaña, que roza los tres millones de visitas al año, soporta un modelo a base de privatización de servicios que lo utiliza como atracción turística
Entre las consecuencias: infraestructuras públicas que facilitan la actividad de la industria del ocio o adjudicaciones anuladas que deben indemnizarse
El mantenimiento, la investigación y el servicio a visitantes son prestados por  empresas contratadas con fondos de la Unión Europea y el Gobierno central
   29/01/2017 - http://www.eldiario.es/sociedad/nacional-Sierra-Guadarrama-gestion-economico_0_606139644.html


Vista de la laguna de los Pájaros y el risco de los Claveles del P,N. del Guadarrma.
Vista de la laguna de los Pájaros y el risco de los Claveles del P,N. del Guadarrma.


En el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama (entre Madrid y Castilla y León), muchas actividades son susceptibles de una adjudicación y muchas de las actuaciones que se acometen parecen pensadas para utilizarlo como atractivo económico. El parque padece las consecuencias de esta forma de gestión medioambiental: adjudicaciones a empresas que se tienen que anular e indemnizar, infraestructuras pagadas con dinero público al servicio de la industria turística o renuncias de las contratistas a desempeñar el servicio para el que concursaron antes de empezar el trabajo.
Las cumbres de Guadarrama son el parque nacional más joven. Se unió a la red más exclusiva de ecosistemas protegidos en 2013. Y desde su nacimiento soporta esta mezcla de privatización de servicios y reclamo para turistas. El parque nacional supone un flujo de dinero público ya que la Unión Europea y el Gobierno central financian muchos de los proyectos, que adjudican los corresponsables: la Comunidad de Madrid y Castilla y León.
La proliferación de concursos deja episodios rocambolescos. La Comunidad de Madrid alquiló un monte público a una empresa mediante un concurso exprés de diez días en 2014. La contratista quería montar un centro privado para dar cursos y seminarios a empresas además de degustaciones culinarias. Fue calificado como "servicio del parque a su visitantes". Superó los filtros a base de los informes favorables del director general de Medio Ambiente, Ricardo Riquelme, y del codirector del parque Pablo Sanjuanbenito. Ahora esa concesión es considerada nula por la propia Administración.
El siguiente director general, Mariano González Sáez, inició la revisión de oficio del expediente por "defectos de forma", como confirma el Gobierno regional. La Consejería de Medio Ambiente ha tenido que sacar 200.000 euros destinados a programas de ayuda a corporaciones locales y mejoras de vertederos y maquinaria para poder indemnizar a la empresa Ednya a la que adjudicó el contrato, según consta en la orden de transferencia que ha visto eldiario.es.
“El proceso aún no está resuelto definitivamente”, explica el Gobierno. Mientras se culmina, la actividad de la empresa continúa. En medio, el alto cargo que inició la revisión del proceso ha sido sustituido por el exconcejal de Medio Ambiente de Ana Botella en Madrid Diego Sanjuanbenito, primo del codirector del parque que dio el visto bueno al proyecto. 

Infraestructuras para coches

Uno de los problemas que conlleva erigir un parque nacional en polo de atracción de turismo masivo es la presión humana sobre el espacio. Más si algunas actuaciones muy recientes han sido diseñadas para permitir la llegada en automóvil privado a las cercanías del espacio. Y con un éxito cuestionable.


Esquí de fondo en el puerto de Navafría.
Esquí de fondo en el puerto de Navafría.
La gestora del parque nacional ha utilizado un convenio de financiación (5,2 millones de euros que pone el Ministerio de Medio Ambiente) firmado con el Organismo Parques Nacionales del Ministerio para facilitar el acceso privado a una zona ya presionada por una gran afluencia.
La memoria oficial del proyecto que ha revisado eldiario.es justifica la obra al calificar el valle de la Fuenfría como “una de las entradas más demandadas” al parque. Además añade que en la zona hay “una piscina natural o un parque de aventuras lo que también supone un reclamo turístico”. Ninguna de esas dos atracciones está ni pertenece al Parque Nacional.
El proyecto se planeó en los terrenos de un hospital público de enfermos crónicos y cuidados paliativos. De hecho, cuenta con el visto bueno por escrito del que fuera director general de Hospitales, Antonio Burgueño. Sin embargo, el camino de entrada previsto al parking de 163 plazas era inaccesible. Atravesaba el recinto sanitario con dos cuellos de botella.
Así que con el trabajo acabado se está esperando a que se abra otro acceso a través de una parcela particular adyacente cuyo propietario ha cedido terreno, según ha confirmado a eldiario.es el alcalde de la localidad de Cercedilla (municipio donde se ubica la infraestructura).
Un espíritu parecido ha presidido otro proyecto asignado al convenio con el Gobierno central (el que paga): la “adecuación ambiental y acondicionamiento para uso público del puerto de Navafría”. La memoria del expediente repite que “se ha detectado un problema de ordenación del aparcamiento (…) por la elevada afluencia a la pista de esquí de fondo”. Así que una buena parte del presupuesto de la “adecuación ambiental” (138.000 euros) ha ido a otro aparcamiento. Este dentro del Parque Nacional.
El expediente al que ha accedido este medio reseña que “además no existe una zona para que el autobús que presta servicio desde la población de Lozoya al Puerto pueda dar la vuelta con seguridad”. El autobús es, en realidad, una lanzadera "de uso exclusivo para clientes" puesta por la empresa adjudicataria de la estación de esquí. En la subida al paso de Navafría ya existían otras dos zonas de aparcamiento pero se consideraron inadecuadas en el documento por no tener un firme apto para limpiarse de nieve.

"Intereses ajenos a la conservación"

María Ángeles Nieto, de Ecologistas en Acción, es muy crítica con la gestión de la Sierra del Guadarrama. Para Nieto el problema es que "se gestiona  para beneficiar intereses ajenos a la conservación ya sean empresariales o políticos". La ecologista cree que las empresas privadas "ejecutan las decisiones de la Administración" y pone el foco en la direcciones políticas de Espacios Protegidos y Medio Ambiente. 
En la Comunidad de Madrid han incluido las cumbres de Guadarrama en su Estrategia de Turismo 2016-2019  porque consideran que se puede "conocer el parque en profundidad de un modo respetuoso". La presidenta Cristina Cifuentes dijo sobre sus planes de turismo en la región que no sería " a cualquier precio, sino de modo sostenible".
Así que la administración privatizada de la sierra lleva dejando capítulos curiosos desde su inicio: dos filiales del grupo ACS ganaron en 2015 el contrato de mantenimiento general del parque nacional por 2,8 millones de euros. El 67% del presupuesto venía de la UE y el Ministerio. También incluía la conservación e incluso investigación. Renunciaron antes de empezar a trabajar porque no le salían las cuentas. No tuvo penalización.
El funcionamiento de los centros públicos de visitantes se cedió a la empresa pública Gedesma mediante una encomienda de gestión directa. Gedesma, a su vez, licitó el encargo entre empresas privadas. En abril de 2016, el trabajo se encargó directamente (sin concurso) a Tragsa. Nueve meses y 489.000 euros. Ahora, los centros vuelven a subastarse por más de medio millón de euros. Más de la mitad de todos esos contratos los pone Europa.
La Comunidad de Madrid ha exhibido desde el arranque del parque las cifras millonarias de visitantes como un éxito. Tanto que este Gobierno autonómico enarbola el guarismo de los “3,5 millones de visitantes al año”, para decir que este espacio es el más visitado de España. La verdad es que esto difiere con los datos que ofrece el Organismo Parques Nacionales: 2,9 millones y segunda posición tras El Teide.
.............................................

OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
DÍA DE LA MUJER Y LA NIÑA EN LA CIENCIA. Heroínas olvidadas: científicas de la II República




marzo 08, 2017

Mujeres contra mujeres, la trampa del patriarcado

17 junio, 2016 http://www.cuartopodersalta.com.ar/mujeres-contra-mujeres-la-trampa-del-patriarcado/

Juliet Mitchell es psicoanalista y feminista, dos frentes que no terminan de amigarse pero cuya relación es inevitable para comprender la situación de las mujeres en la cultura.

Fundadora del Centro de Estudios de Género de la Universidad de Cambridge, hace ya cincuenta años escribió el artículo que la ubicó entre las voces protagónicas de la segunda ola feminista: “Mujeres, la revolución más larga”. Y el tiempo le dio la razón, pues la igualdad de género sigue siendo una tarea pendiente que da pasos adelante y hacia atrás. Juliet visitó el país invitada por el Doctorado en Psicología y el Instituto de Humanidades de la UDP –con el patrocinio de Fondecyt– y Theclinic conversò con ella sobre los aciertos y errores de un feminismo que, según cree, necesita pasar a una nueva fase.
El feminismo ha rechazado al psicoanálisis debido a conceptos como la envidia al pene, la supremacía fálica, la anatomía como destino predeterminado. ¿Qué validez tendrían hoy estos conceptos?
–Son conceptos que hay que mirar de manera crítica, no como hace cuarenta años. Por ejemplo, la envidia al pene no es al pene, sino una representación de la envidia al poder. Y aunque se trate de una representación, desde el feminismo no se usa mucho. ¿Acá se usa esa expresión?
Como una ofensa se usa mucho. Bajo la expresión “te falta pico”, para acusar que una mujer está haciendo algo motivada por la amargura o la envidia.
–En ese caso se trata de mujeres haciendo lo que les place. Lo que ocurre es que cuando una mujer hace cosas que la igualan a los hombres, son ellos los que ven envidia.
¿Y de qué manera crees que el saber del psicoanálisis sobre el deseo inconsciente podría aportar al feminismo?
–Ayuda a comprender la repetición compulsiva por la cual, sea lo que sea que las mujeres ganamos, volvemos siempre a la posición de segundo sexo. Los seres humanos tenemos, junto a la tendencia de movernos hacia delante, una tendencia regresiva representada por la pulsión de muerte, esta pulsión conservadora de ir hacia atrás. Y el psicoanálisis sirve para comprender este impulso que nos lleva a mantener el statu quo y hace del cambio algo tan difícil.
¿La idea de que el psiquismo femenino se orienta hacia la pasividad es una forma de empuje hacia atrás? ¿O habría placer en el sometimiento?
–Esa posición femenina es algo disponible para ambos géneros, pero el problema es que siempre ha sido devaluada, denigrada. La segunda ola feminista apuntaba a que los hombres también pudieran disponer de su lado pasivo. La pasividad tiene un rol positivo en las relaciones, para poder comprender al otro. Por ejemplo, ¿cómo comprender el llanto de un bebé si no es a través de la pasividad frente a esa acción?
Pero a las mujeres nos cuesta seguir viendo la pasividad como algo tan positivo. ¿Se puede aspirar a un amor sin pasividad?
–Todos queremos ser sujetos y no objetos, es legítimo que las mujeres queramos estar del lado de la actividad y no del objeto pasivo. Ahora, si ninguno de los géneros tiene apertura a ponerse del otro lado, se pierden la posibilidad y los beneficios de entender al otro, y se cae en mirarse sólo a uno mismo. Necesito pasividad para entender cómo te sientes, es importante para el amor. Pero ha sido devaluado por asociarse a un grupo social oprimido, las mujeres.
¿Crees, por ejemplo, que las mujeres para acceder al poder necesitamos masculinizarnos?
–Sería muy interesante que nadie tuviera que tener poder. Porque el poder siempre se ejerce sobre otro, nunca es algo neutral. Por eso es que nunca logramos estar demasiado felices. Es una lástima que todos busquemos poder.
Sobre mujeres con poder se dicen cosas como que Dilma es una inepta, Cristina K. una histérica, Bachelet alguien que se mueve por intuiciones.
–Son típicas denigraciones sexistas, que no tienen que ver con ellas como mandatarias. Es decir, las tres pueden cometer faltas como cualquiera, pero ese tipo de críticas son de género. Por lo demás, usar la intuición no es algo negativo. La intuición no es algo que caiga del cielo, viene de la experiencia.
¿No serán víctimas de explotar justamente esas habilidades blandas, cercanía, empatía?
–¿Y por qué no? ¿Cuál es el problema con eso? Si esas habilidades permiten entender ciertas situaciones, está bien. Pero se las atribuyen como faltas por el hecho de ser mujeres. ¿Has visto el nuevo gabinete de Brasil? ¡Compuesto sólo de hombres, como el de Corea del Norte!
Al mismo tiempo, se ponen de moda las nuevas primeras damas, como la Sra. Macri, la mujer de Temer en Brasil o la esposa de Trump. Todas mujeres bellas y jóvenes que se muestran subordinadas a los deseos masculinos.
–Es triste y es de cierta forma una traición al género. Porque ellas permiten ser usadas, objetivizadas, para ponerse en contra de otras mujeres. Es como un esclavo usado para atacar a otros esclavos.
¿Crees que el deseo de jugar a ser objeto de deseo, por ejemplo en la seducción, sería algo criticable?
–Hace muchos años tuve una intensa discusión sobre eso. El punto es cómo ser irónica en usarlo. Si necesitas cambiar la rueda del auto, pues usa tu encanto si eres una bella chica. Pero si eres una mujer sin encanto, ¿qué vas a usar? Es decir, sólo un pequeño grupo de mujeres puede usar eso. No digo que sea algo malvado, pero de todos modos es una forma de jugar en contra de otras mujeres.
Algunas mujeres dicen temerles a las feministas, se sienten criticadas si juegan a sexys o se depilan, porque las acusan de “regalonas del patriarcado”.
–Eso es profundamente antifeminista. El feminismo implica no estar en contra de otras mujeres. Definir cómo tiene que ser una mujer cierra el futuro. Y en esta revolución no sabemos qué va a ser un hombre y una mujer, es un futuro abierto. No podemos definir una posición ideal.
De hecho, a los transgénero se les permite jugar más con el imaginario femenino. Pero el rechazo a las mujeres parece venir tanto de hombres como de nosotras mismas.
–Ese es mi punto principal, y por eso la revolución de las mujeres es la más larga: la definición de ser una mujer, socialmente, es una definición oprimida en sí, es una definición negativa con relación al hombre. Se la define como objeto, por tanto no puede ser sujeto de su propia historia. Como el caso de la mujer agredida a la que le sacan los ojos: ahí se trata de que su cuerpo le pertenece al hombre. Ese es el corazón de la misoginia y de que lo que se entiende como “diferencia entre los sexos”: la objetivización de las mujeres entre los límites de una definición. Habría igualdad si todos pudiéramos ser sujetos activos y pasivos dependiendo del contexto, pero el punto es que para las mujeres parece algo definicional. Por eso las mujeres también denigramos a otras mujeres.
¿Cómo se entiende que algunas mujeres rechacen un movimiento a favor de ellas?
–Estuve hablando con una mujer exitosa, joven, atractiva, que decía no ser feminista. Pero al preguntarle qué haría en determinadas situaciones que no eran las suyas, reconocía que entonces lo sería. Ella no necesitaba ser feminista porque para ella la liberación ya estaba dada. Pero estaba en una posición temporal que pocas mujeres pueden tener, y si fuera vieja y fea, seguramente pensaría distinto. Entonces lo importante es que, si vas a ser parte de una élite por sólo cinco minutos, mejor no uses tu posición en contra de otras mujeres.
DE VUELTA A LA CASA
Se habla de una tendencia a la hipermaternidad. Una que lleva al extremo la “teoría del apego” del psicoanalista John Bowlby, promoviendo la lactancia extendida y el colecho. ¿Podría ser una nueva trampa o es una apropiación de la maternidad?
–¡Es un trampa total! Pobre de esa madre y de ese hijo. Probablemente nunca Bowlby estuvo tanto tiempo con sus hijos. Es idealizar una maternidad enloquecedora, nadie puede desear estar con un hijo las 24 horas, el bebé llora, no deja dormir. Esto empuja a negar lo que una mujer realmente puede sentir en la maternidad. Se trata de nuevo de la mujer como objeto, en este caso a través de esa maternidad idealizada. Naturalizar la maternidad es una cuestión ideológica. Es interesante, porque esto va y viene. En los tiempos del Flower Power apareció esto mismo, incluso en una parte progresista del movimiento.
Pero, al menos acá, parece políticamente incorrecto criticar a unas madres que defienden este ideal con furia. ¿Por qué esta tendencia retorna?
–Puede estar relacionado con la economía. La historia muestra que se promueve que las mujeres salgan a la calle a trabajar en tiempos de recesión o de transición económica, porque son mano de obra barata. Luego pasan a ser reserva trabajadora y se las devuelve al hogar. Bowlby planteó sus ideas en la posguerra, en tiempos donde las mujeres volvieron a casa. Hay que mirar siempre a la economía para ver qué está pasando con las mujeres.
¿Y por qué lo aceptamos, incluso gratamente?
–Porque para la mayoría la experiencia laboral no es demasiado grata: malos sueldos, malos trabajos. No hay igualdad en el trato, ni en los honorarios, ni en el trabajo. El hogar resulta un lugar más idealizado. Pero toda idealización tiene su contraparte, la denigración. Seguramente estas madres ideales del apego son la imagen de una élite, en cambio a la mujer pobre se le diría que salga a trabajar ya que mientras amamanta a uno tiene a otros hijos muriendo de hambre. Es una posición peligrosa, de un grupo reducido que es usado en contra de otras mujeres. Es la misma lógica que describíamos a propósito de las nuevas primeras damas.
Tenemos un gran problema si las mujeres actuamos en contra de nosotras mismas.
–Si el feminismo se trata de algo, es de decirles a las mujeres que no permitan ser usadas en contra de otras. Y esto ocurre cada vez que las mujeres usan su posición de privilegio olvidando que la mayoría no son eso. Mira en el metro cuántas calzan con la madre de Bowlby o con el tipo de amante de Trump. El patriarcado opera no sólo con la oposición de hombres contra las mujeres, sino también, de manera crucial, poniendo a mujeres contra mujeres. Tal oposición socava cualquier posibilidad de protesta de las mujeres contra su posición. El feminismo debe ir en esa vía: incluso las que no lo necesitan, las mujeres aún bellas y jóvenes, deben apoyar a las oprimidas. Es decir, el feminismo se trata fundamentalmente de promover la solidaridad entre mujeres. No se trata de querer a todas las mujeres, sino de solidarizar. No atacar, pero sí mostrar cuando una mujer permite ser usada por el patriarcado en contra de otras. Allende en su último discurso agradece en primer lugar a las mujeres, como grupo oprimido que apoya a otros grupos, esa es una señal muy potente. Pienso que se requiere de un nuevo movimiento.
¿Otro movimiento?
–Falta teorizar las posiciones de hombres y mujeres en esta nueva fase, en la que se ha incrementado la igualdad y esto parece ser una amenaza. Y la situación estructural de la mujer como objeto resiste. Necesitamos entender las repeticiones que vivimos. Por ejemplo, entender por qué los femicidios. Este punto es muy importante, y siempre aumenta cuando hay una situación económica complicada. Engels ya hacia esta observación por ahí por 1840: cuando la clase dominante, en este caso los hombres, pierde su estatus, ataca a las mujeres, ya que suponen que éstas no pueden estar en una mejor posición que ellos. Hombres humillados, sin trabajo, vuelcan su violencia hacia las mujeres. Es muy importante que exista una legislación fuerte en estas materias, ya que a mayor crisis, más violencia de género. Debiéramos estar muy atentos a eso, porque está empeorando. En este momento hay una muy mala posición para las mujeres, y quizás por eso viene esta compensación de las madres de Bowlby: volver a casa como señal de la precaución que debemos tener ante el aumento de la violencia. La idealización del hogar es sólo la distracción. En la historia esto pasa una y otra vez. Estaba presente en los años 50 y 60 y ahora está volviendo.
fuente: www.theclinic
.............................................

OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Homenaje a Angelina Gatell: "Los últimos testigos de la guerra no podemos callar sobre aquello"